La artritis reumatoide provoca que nuestras articulaciones se inflamen dificultando la movilidad y provocando dolor. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), afecta a más de 200.000 personas en España y se estima que cada año se diagnostican 20.000 casos nuevos.
El término “artritis” engloba a todas las enfermedades reumáticas en las que hay inflamación de las articulaciones, siendo la reumatoide la más incapacitante. Muchas personas padecen dolores articulares por padecer artritis. Actualmente no hay cura para frenar su desarrollo pero existen diversos tratamientos y recomendaciones para prevenir peores consecuencias. La mayoría de los expertos coinciden en que también se puede evitar su aparición.
Diversos estudios científicos han demostrado que los hábitos de vida y la dieta tienen más influencia que los genes en la progresión y aparición de la enfermedad. Algunos cambios que podemos realizar en nuestros hábitos para frenar su aparición son entre otros el ejercicio, haciendo estiramientos que nos recomiende un fisioterapeuta o quiropráctico, y la dieta.
Alimentos que nos ayudan a mantener sanos nuestros huesos
El pescado azul:
El salmón, la trucha, las sardinas o la caballa son algunos de estos pescados recomendables por su elevado contenido en ácidos grasos omega-3 que ayudan a reducir la inflamación. También proporcionan nutrientes como vitamina D, magnesio o calcio que nos ayudan a construir una buena estructura ósea.
Verduras de hoja verde:
Acelgas, apio, berro, brócoli, espinacas o recula, están cargados de vitaminas y minerales que pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud. Destacan porque contienen magnesio y calcio, imprescindible para una buena estructura ósea, y vitamina E que ayuda a proteger el cuerpo de las citoquinas, proteínas que regulan la función de las células que promueven la inflamación en las articulaciones.
Aguacate
Contiene gran cantidad de las “grasas buenas”, que el cuerpo necesita para mantenerse sano, y de magnesio, que favorece al mantenimiento nuestra estructura ósea y muscular. También contiene boro, que se cree que influye en la forma en la que el cuerpo administra otros minerales como el magnesio o el fósforo, lo que puede ayudar a frenar algunos tipos de artritis como la osteoartritis.
Cúrcuma
Como ya mencionamos en un artículo anterior, es considerado uno de los alimentos más adecuados para la prevención de la artritis. Utilizada desde hace miles de años para tratamientos en la medicina tradicional de India y China, diversas investigaciones científicas apoyan los múltiples beneficios para la salud de ésta y se ha demostrado que palía el dolor de las articulaciones e incrementa su flexibilidad.
Cabe destacar también sus propiedades contra el cáncer, simplemente por estas razones, debe de ser un imprescindible en nuestra dieta.
Nueces y frutos secos
Una pequeña ración diaria de frutos secos como almendras, nueces, sésamo o pipas de calabaza, nos aporta la cantidad necesaria de antioxidantes y omega-3, que nos ayuda a protegernos de la inflamación articular.
También contienen calcio, magnesio, boro y azufre, esenciales para tener los huesos fuertes, siendo lo ideal comerlos crudos.
Aceite de oliva
Según han avalado varios estudios científicos, gracias al oleocantal que tiene este aceite, posee efectos similares a fármacos anti inflamatorios como el ibuprofeno. Este componente presente en el aceite de oliva virgen extra, es el responsable de darle ese sabor ligeramente picante, y de prevenir la producción de enzimas inflamatorias, reduciendo así la inflamación y el dolor muscular.
Caldo de hueso
Al realizar la receta del caldo de hueso (que hemos mencionado en artículos anteriores), si cocemos a fuego lento los huesos de pollo o ternera, todos los nutrientes como el calcio, el magnesio, el fósforo, el sodio o el potasio, se liberan en el agua produciendo un caldo muy nutritivo. Si le añades un poco de cúrcuma o un trocito de jengibre, incrementarás también sus las propiedades antiinflamatorias.