La epigenética estudia como nuestras emociones, nuestro comportamiento, lo que comemos y bebemos y lo que inhalamos puede producir cambios en los genes. Los genes están hechos para funcionar proporcionándonos una suprema salud, pero debido a las influencias negativas de sustancias tóxicas en el ambiente y de lo que comemos y bebemos pueden aparecer mutaciones genéticas que llevan a enfermedad. La dieta ideal es aquella que nos haga felices.
Muchos autores aceptan que incluso las emociones como el estrés pueden trasladarse a los genes en forma de mutación.
¿Será posible que cuando comemos una carne obtenemos e incorporamos información en nuestro cuerpo sobre la salud de la vaca, sobre el alimento que comió esta vaca y sobre el entorno que vivió? Mas y más científicos le dan mucha importancia a este aspecto por lo que entre otras cosas también, muchos de ellos, no permiten preparar las comidas en microondas porque en esto ven una alteración del alimento. Son algunos pilares los que consiguen que la nutrición de cada persona se convierta en un arma poderosa para controlar mutaciones genéticas y así conseguir un estado de salud ideal.
Con esto prevendrá muchas enfermedades e incluso emocionalmente se sentirá mejor.
Muchos pacientes saben que les faltan minerales o vitaminas y estos son en parte causa de sus problemas de salud. Debido a esto se venden todos estos productos multivitamínicos y multiminerales que nos prometen salud. Pero en este contexto es importante saber que el producto artificial nunca será tan bueno como el producto natural. Una manzana contiene 30 mg de vitamina C, pero estos 30 mg corresponden a más de 1gr de vitamina C artificial. Siempre será mejor adquirir los nutrientes necesarios a través de una optima alimentación.
Por esto si queremos tratar la raíz de muchas de nuestras enfermedades, tenemos que ocuparnos de nuestra nutrición.
Esos cereales azucarados que damos a nuestros hijos suponiendo que es el desayuno ideal no son otra cosa que “comida basura”. Es un alimento rico en azúcar y falto de fibra que produce inflamación crónica en el cuerpo de las personas que lo toman.
La ciencia epigenética nos ha demostrado que los genes no están esculpidos en piedra, no son inalterables. El genoma es influenciado por factores ambientales y sobre todo por lo que comemos. Fue Fraga, un científico español, de la Universidad de Oviedo que en 2005 demostró que el genoma de gemelos de 3 años era bastante similar en cambio el genoma de gemelos de 50 años era muy distinto. Esto se explica porque en el caso de las dos personas de 50 años el genoma se vio influenciado por las distintas formas de vida que habían llevado estas personas con lo que el genoma era muy distinto.
Lo que con esto también se demostró es que los cambios genéticos no eran consecuencia del proceso sino que estaban relacionados a la forma de vida.
La dieta ideal puede cambiar según las estaciones del año y según nuestra situación personal. Nuestra dieta provocó los cambios genéticos que hacen que ya no sinteticemos vitamina C, porque antes nuestra comida tenía muchísima vitamina C al constar sobre todo de frutas y verduras crudas. Y estos cambios se transmiten de generación en generación por lo que quizás nuestra salud actual no tenga tanto que ver por como vivimos y nos alimentamos ahora sino como lo hicieron nuestros antepasados más inmediatos. Fue un estudio americano el que encontró que niños nacidos de mujeres que fumaban durante el embarazo tenían una probabilidad 1.5 veces mayor de desarrollar asma en comparación de niños nacidos de mujeres que no fumaban. Pero si era la abuela la que había fumado, en cambio la madre no lo había hecho el riesgo pasaba a ser de 1.8. si habían fumado tanto la madre como la abuela el riesgo pasaba a ser de 2.6. La dieta ideal para cada uno es fácil de seguir siempre que nos encontremos en equilibrio emocional.
De esta manera nuestro genoma se puede adaptar al entorno en el que se encuentra. Dependiendo del funcionamiento del genoma en el entorno en el que vive puede activar y desactivar funciones concretas. De esta manera se pudo desactivar el gen que nos capacitaba de producir vitamina C, consecuencia de que la alimentación nos aportaba suficiente vitamina C y no hacia falta que la sintetizáramos nosotros mismos. Con todo esto es lógica la importancia que tiene la forma de alimentarnos. No queremos llegar a una situación como la de EEUU país en el que más del 70% de las mujeres comen una dieta en la que no se aportan suficientes nutrientes. El contenido de vitaminas y nutrientes de nuestros alimentos ha disminuido significativamente así por ejemplo un estudio encontró que en un grupo de 27 frutas y verduras la cantidad de nutrientes había disminuido una media de un 20% de 1930 a 1980. La cantidad de calcio había bajado en 46% la de hierro en un 27 y la de zinc en un 59% también la calidad de la carne y de la leche parecen haber deteriorado. La cantidad de hierro contenida en la carne es de un 47% menos en 2002 cuando se compara con 1930, en la leche esta disminución de hierro es del 60% (Glenn Ville M.).
La dieta ideal es distinta según donde hayamos nacido, según nuestro grupo sanguíneo y según donde vivimos. Si queremos recuperar nuestra salud debemos seguir dos pasos. Por un lado tendremos que dejar de ingerir sustancias tóxicas como lo son por ejemplo el azúcar y los aceites vegetales y por otro lado tendremos que adecuar nuestra dieta a los cuatro pilares fundamentales de toda dieta. Existen hoy en día muchas dietas con un sinfín de nombres. Metabolic Balance es un ejemplo de una dieta sana, pero aún así no hace falta seguir una dieta especifica sino simplemente recuperar como se comía antes y como siguen comiendo hoy en día muchas tribus indígenas en las que no aparecen ni de lejos las enfernedades que aparecen en nuestra sociedad. Estos 4 pilares fundamentales se pueden aprender. Normalmente lo conseguimos en 3 sesiones en consulta en las que también proporcionamos recetas.
Pero para empezar valga el consejo: ¡hay que ingerir únicamente alimentos perecederos!