En el año 1983 se descubrió la bacteria Helicobacter pylori en la pared del estómago por Barry J. Marshall y J. Robin Warren. Este descubrimiento no fue tomado enserio hasta 1989. La importancia de este descubrimiento es tal, que en 2005 se les dio el Premio Nobel por su descubrimiento.
Hoy en día se sabe que hasta el 90% de las gastritis tienen que ver por una colonización por Helicobacter pylori. El 75% de las úlceras de estómago y casi todas las úlceras duodenales están relacionadas con este germen. Debido a ésto, el diagnóstico del Helicobacter pylori es una parte esencial en el diagnóstico de las enfermedades de estómago. Una de las mejores maneras de diagnosticarlo es buscar su presencia en las heces. Pero también múltiples otros test de diagnóstico, como por ejemplo, el test de aliento.
La infección crónica con Helicobacter pylori es un factor de riesgo para padecer linfomas MALT y carcinomas de estómago. Debido a ésto, la OMS clasificó a este germen como un cancerígeno de grupo I. Se supone que hay una tasa de infección de hasta el 50% a nivel de la población por lo que es una de las infecciones bacterianas crónicas más frecuentes.
El germen necesita de un medio alcalino a nivel de la mucosa del estómago para posibilitar su adherencia a la misma. Ésto lo consigue mediante la enzima ureasa que produce amoniaco y dióxido de carbono a partir de la urea.
El Helicobacter a nivel de la pared intestinal, activa el gen para la histidina descarboxilasa lo que lleva a la producción de histamina. Esta histamina estimula las células productoras de ácido a nivel del estómago. La bacteria coloniza la pared intestinal, produciendo una inflamación que suele ser más acentuada en el antro del estómago en comparación al cuerpo y el fundus del estómago. Se trata de una inflamación que suele ser a la vez crónica y activa. Las sustancias tóxicas del Helicobacter pylori dañan la pared del estómago produciendo necrosis, lo que se suele apreciar por el mal aliento que padecen estos pacientes.
Las infecciones de Helicobacter pylori son frecuentes en pacientes con urticaria crónica, rosácea, morbus reynaud, esclerodermia sistémica, síndrome de sergeant y la neurodermitis.
En el tratamiento convencional del Helicobacter pylori, se utilizan distintos protocolos con altas dosis de antibióticos. Suelen ser amoxicilina o metronidazol combinado con claritromicina y un inhibidor de la bomba de protones. Sobre todo cuando existen úlceras o en el caso de riesgo alto de padecer enfermedad cancerosa, está indicado este tratamiento con múltiples antibióticos. Se sabe que en el 40% de los pacientes aparecerá una resistencia frente al metronidazol. Un aumento marcado del Ph al nivel estomacal en pacientes cuya mucosa gástrica está colonizada por Helicobacter, aumentará significativamente el riesgo de cáncer. Por ésto, múltiples autores cuestionan los antiácidos como tratamiento para estos pacientes. Al dar antiácidos se inhibe la producción de ácido a nivel estomacal con lo que aumenta el ph volviéndose más básico, con lo que aumenta significativamente a su vez, el riesgo de padecer cáncer en los pacientes predispuestos. Una alternativa muy utilizada en los últimos años son los Sulfurofanos que son muy efectivos contra las bacterias.
Desde la Consulta del Dr. Marco Franzreb, te aconsejamos que ante cualquier tipo de dolencia estomacal, acudas a tu médico de confianza o si es posible, a un experto en el aparato digestivo, el cuál podrá detectar más rápidamente el tipo de afección, y empezar el tratamiento contra el dolor estomacal