• 07 MAR 13

    Para todos nosotros, no solo para aquellas personas enfermas o que necesitan perder peso, es importante elegir bien los alimentos que tomamos. Son muchas las personas que no saben, que al elegir los alimentos no hay que fijarse únicamente en las calorías.

    Otro aspecto de los alimentos, es de primordial importancia pudiendo causar enfermedad. Además suele ser el responsable del aumento de peso. Dos alimentos pueden tener exactamente las mismas calorías pero tener un efecto muy distinto en nuestro cuerpo. La diferencia está en el estímulo de secreción de insulina producido por el alimento. Nuestro páncreas siempre segregará insulina cuando tomamos un alimento, pero la cantidad de insulina segregada no depende del número de calorías sino del contenido en azúcares.

     Los cereales suelen contener de 50-60 gramos de azúcar por cada 100 gramos de cereal. Esta es una cantidad enorme de azúcar si se comparan con los 3 o 4 gramos de azúcar que contienen 100 gramos de col. A mayor cantidad de azúcar mayor será la secreción de insulina por el páncreas. La insulina provoca la activación de enzimas en las células adiposas que convierten azúcar en grasa. Debido a nuestra alimentación hoy en día, la mayoría de las personas sufren un aumento crónico de la insulina y debido a esto adiposidad y síndrome metabólico. Así se explica que el 60 % de las personas en España presenten sobrepeso. Si consideramos que la barra de pan blanco produce una secreción de insulina del 100%, detallemos ahora la secreción de insulina producida por otros alimentos:

    • 120 –140%: gelatina, Barras de chocolate, patatas
    • 100 – 120%: judías en salsa de tomate, yogur de frutas
    • 80 – 100%: pan integral, galletas con chocolate, helado de vainilla, uva, plátanos
    • 60 – 80%: croissant, arroz blanco, cornflakes, donuts con azúcar, patatas fritas, snacks
    • 40 – 60 %: naranjas, manzanas, Lentejas en salsa de tomate, palomitas, muesli
    • Inferior a 40 %: pasta integral, copos de avena, huevos
    • 40 % -60 %: pescado, carne de ave, carne de ternera, queso (cheddar)

    Todos estos alimentos tienen una cantidad similar de calorías, aún así hay una gran diferencia en la secreción de insulina provocada por la ingesta de los mismos.

    Entre los alimentos «malos“ arriba reseñados se encuentran muchos que consumimos y damos a nuestros hijos.

    Esto lleva a que ya a una edad joven haya una hipersecreción de insulina lo que desemboca en un síndrome metabólico. Este síndrome, que entre otras cosas es el precursor de la diabetes, en la actualidad es frecuente en personas jóvenes. Si se considera que hoy en día todos nos movemos mucho menos, tenemos ya dos importantes aspectos que tienen que ver con gran parte de los problemas de salud que nos tocan. Se considera que el hombre solía, caminar de 20-30 km al día en los tiempos en los que tenia que buscarse su alimento. Hoy en día una persona adulta en promedio camina 700 metros al día. En España el promedio de horas pasadas delante de la televisión está por encima de cuatro horas diarias. Según un estudio, pasar 6 horas diarias viendo la televisión acorta la vida en 5 años.

    Son suficientes cantidades mínimas de insulina para llevar los aminoácidos a las células musculares. Pero es la combinación de proteína animal con hidratos de carbono lo que provoca un gran estrés para nuestro páncreas, por que es esta combinación la que provoca una secreción de -como mínimo- la doble cantidad de insulina. Así las combinaciones de alimentos como lo son el bocadillo de queso o chorizo, la pizza, la hamburguesa, y los yogures de fruta, conllevan una elevación crónica de la insulina. Después de la toma de alimento los nutrientes pueden ser introducidos en las células gracias a la acción de la insulina. Es la insulina la que abre la puerta para que estas sustancias entren en las células y sean utilizadas como fuente de energía. Pero en cuanto las células han cubierto sus necesidades de energía, estas no permiten la ulterior entrada de estas sustancias. Si en una comida, se tomó demasiado alimento o si el tiempo entre cada comida es demasiado corto se produce un aumento de los nutrientes y de la insulina en la sangre. Al no poder ser introducidas estas sustancias en las células, el páncreas aumenta aún más la secreción de insulina para intentar introducir los nutrientes que se encuentran en la sangre en las células. Pero las células no permiten la ulterior entrada de nutrientes por tener sus necesidades energéticas cubiertas, esto lleva a que la cantidad de insulina en sangre aumente aún más, y la insulina transporte las sustancias nutritivas aumentadas en sangre a los depósitos de grasa. Este aumento crónico de nutrientes e insulina en la sangre, lleva a que en el interior de las células aumente la cantidad de grasas. Debido a esto no permiten la entrada de insulina produciendo la resistencia a la insulina. Esto paradójicamente lleva a que células vitales puedan no recibir suficiente alimento mientras que el tejido adiposo sea constantemente nutrido por la acción de la insulina. La consecuencia son enfermedades como el síndrome metabólico, la gota, la diabetes tipo II y la arteriosclerosis.

    Niveles elevados de azúcar en sangre, conllevan un mayor riesgo de cáncer colorectal según un estudio de la Universidad de Yeshiva en Estados Unidos.

    Dejar un mínimo de 5 horas entre las comidas y elegir bien los alimentos que se toman son 2 aspectos esenciales para escapar del síndrome metabólico. Únicamente si se tienen en cuenta estos dos factores se conseguirá una cantidad ideal de insulina en la sangre, con lo que la insulina se encargará de poder llevar los nutrientes necesarios a nuestras células musculares y hepáticas. Solo en el caso de un exceso de insulina, se producirá el efecto anteriormente descrito y un aumento de la grasa corporal.

    La insulina se encargará de llevar el exceso de nutrientes a nuestra masa grasa, depositándolos en sus células. Para asegurarse de que los nutrientes no vuelvan a la sangre, la insulina, cierra las compuertas de estas células adiposas, para que no vuelvan a salir. Si esta persona vuelve a tomar alimento antes de pasar 5 horas, lo que provoca -a parte de aumento de nutrientes -es que el periodo de cierre de las compuertas de las células adiposas sea aumentado en otras 5 horas. Así se entiende como puede suceder que la cantidad de masa grasa no baje.

    Siendo la insulina una de las claves en todo este proceso, tenemos otras hormonas que nos pueden ayudar.

    La actividad física aumenta la secreción de noradrenalina y adrenalina. Estas dos sustancias son las responsables de que el músculo obtenga la energía necesaria de la almacenada en nuestro tejido graso. Por esto es tan importante que en todo intento de perder peso, se incluya el aumento de la masa muscular y el ejercicio. Por que la adrenalina y la noradrenalina se encargarán de abrir otra vez las compuertas de las células adiposas.

    La hormona de crecimiento es una sustancia que es activa por la noche iniciando en nuestro cuerpo procesos de regeneración y arreglo. La energía necesaria la consigue de los depósitos de grasa si durante el día nos hemos alimentado y ejercitado adecuadamente. Esta hormona también estimula el crecimiento muscular por lo que aumentará la disminución de masa grasa. Por que la masa grasa siempre será “quemada” en el músculo aunque no nos estemos moviendo.

    La testosterona está presente en el hombre y en cantidades menores también en las mujeres. Esta sustancia también estimula el aumento de masa muscular. Su secreción es estimulada por ciertos ejercicios moderados de resistencia.

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