• 05 MAR 13

    Cada vez es más difícil distinguir buenas fuentes de información. Hoy en día se encontrará tanto para un argumento como para el contrario, muchos estudios y datos que apoyen los dos. La temática de las vacunas no es una excepción a este hecho. ¿La vacuna tiene riesgos? Dentro de esta controversia es un hecho que existen graves complicaciones a consecuencia de la administración de vacunas.  

    La pregunta es, si esto justifica abandonar las vacunas. Existen 2 frentes claramente establecidos: unos manifiestan que las vacunas han salvado la humanidad y los otros culpan a las vacunas de destruirla. Como siempre la verdad estará en algún punto entre medias, pero esto no nos sirve mucho cuando la pregunta es: ¿Vacuno a mi hijo que tiene neurodermitis resistente a tratamiento? Pero para analizar una temática de manera apropiada conviene estudiar primero su historia. 

    Ante el resurgir en 2013 de la polio el tema gana otra vez actualidad. La primera vacuna administrada fue la vacuna de la viruela en 1796. Esta vacuna fue creada por el médico inglés Edward Jenner (1749-1833). La vacuna de la viruela fue utilizada al principio causando graves efectos secundarios y muchas muertes. Fue Napoleón el que introdujo la vacunación obligatoria, pero fue Louis Pasteur el que creó la teoría de la infección, teoría sobre la cual se cimienta toda la teoría en base a las vacunas. Pasteur creó la vacuna de la rabia en 1885. El primer estudio publicado acerca del efecto de las vacunaciones fue el publicado por Edward Jenner en 1798. En este estudio Jenner incluye un total de 23 casos. Según Anita Petek 14 de estos casos no habían recibido ninguna vacuna, padecieron la enfermedad pero se curaron de ella. Un niño, llamado John Baker, de cinco años incluido también en el estudio murió pocos días después de la vacuna, su muerte no es mencionada en el estudio. Este hecho salió a la luz unos años más tarde, Jenner pretendió ocultarlo. Otros autores sin embargo nos cuentan una historia totalmente distinta. Así por ejemplo John Baker no murió. Y las contradicciones siguen y siguen…. Solo queda leer el escrito original del autor. Invirtiendo varios días de estudio no se llega a ningún puerto. 

    Resumiendo el estudio de Jenner, algunos, concluyen que del total de los casos presentados únicamente cuatro casos valen como demostración de una efectividad de la vacuna, pero para más sorpresa estos cuatro casos supuestamente validos, fueron vacunadas un máximo de cuatro semanas antes de que fuera escrito el estudio. Por lo que no hay ninguna información acerca de la efectividad y durabilidad de la vacuna. Louis Pasteur siguió los estudios relacionados con las vacunas. Trató de aislar al responsable de la rabia en la saliva de los perros no pudiendo aislarlo lo llamó virus. La palabra virus quiere decir veneno. Fue el tratamiento de un niño que había recibido catorce mordeduras de perro lo que hizo famoso a Pasteur. El niño fue atendido por él y a las 48 horas del suceso y finalmente se decidió a vacunarlo porque “de todas maneras” no iba a “poder sobrevivir”. Lo vacunó diariamente durante más de diez días y el niño no enfermó. Este informe de supuesta curación tiene sin embargo varios aspectos problemáticos: 

    • 1- Pasteur sólo administró la vacuna activa, pero hoy en día sin embargo se dice que si únicamente se administra la vacuna activa y no la vacuna activa y la pasiva a la vez la persona morirá de rabia.
    • 2- Entre las mordeduras y el tratamiento pasaron más de 48 horas. Hoy en día se dice que la vacuna tiene que tener lugar antes de que pasen 24 horas, en caso contrario la persona morirá.
    • 3- El niño recibió la vacuna en la pared abdominal. Hoy en día se enseña que la vacuna tiene que ser administrada dentro de la herida porque sino no es efectiva.
    • 4- A parte del niño fueron mordidas otras dos personas por el mimo perro. Fueron dos personas que trataron de separar al perro del niño siendo mordidas también. Estas dos personas nunca fueron mencionadas, pero lo que se supo posteriormente es que no padecieron la rabia.
    • 5- Pasteur era químico y no médico, por lo que muchos dudan de que tuviera la capacidad de diagnosticar una rabia.

    Todas estas cuestiones nos dicen que este no es un caso válido a favor de la vacuna.  

    Estos son los hechos que hicieron aparecer la idea de la vacunación. Tras esta breve introducción histórica, que parecía importante para clarificar en que hechos iniciales se basa el mito de la vacunación, pasemos a los hechos de hoy en día. Lo triste es que la realidad hoy en día no difiere mucho de la confusa imagen que nos deja el pasado. Existen pocos datos fiables y contrastados acerca de la efectividad y la fiabilidad de las vacunas. Estudios prospectivos no son realizados. La mayor parte de las vacunas hoy en día son producidas por ingeniería genética (por ejemplo Hepatitis B, HPV), otras, como la vacuna de la gripe, se hacen a partir del huevo y algunas otras vacunas se hacen utilizando líneas de células cancerosas. Estas vacunas en las que se utilizan líneas de células cancerosas cuando son analizadas se pueden demostrar las células cancerosas pero no se asegura que no pueden hacer daño. Pero también en este caso existen estudios que manifiestan el contrario.  

    Las vacunas contienen de 80 a 100 ingredientes.

    Y que quede claro: todas las vacunas contienen entre 80 y 100 ingredientes.

    La ley exime al fabricante de declarar aquellas sustancias que son necesarias para la producción de la vacuna, por esto el folleto nunca declara todos los ingredientes de la vacuna. Durante el proceso de licitación de la vacuna la empresa productora no está obligada a declarar todas las sustancias contenidas en la vacuna. En muchos casos gran parte de estas sustancias son neurotóxicas. Cuando se aprueba una vacuna para su comercialización no suele haber habido grandes estudios preliminares. De esta manera los cinco primeros años después de la introducción de una vacuna nueva valen como fase de estudio clínico. La inoculación de la vacuna estimula la producción de anticuerpos frente al antígeno inyectado. Pero un detalle importante es que el hecho de tener anticuerpos en sangre no supone estar protegido frente a una enfermedad. Lo único que nos aseguran es que la persona ha estado expuesta a la enfermedad. En una epidemia de varicela en Suiza en 1999 enfermaron 150.000 personas. Más del 75% habían sido vacunados. Hasta el 60% de los vacunados contra la tos ferina enferman de la enfermedad contra la que han sido vacunados. 

     

    Típicamente una vacuna se compondrá de un antígeno que pueden ser bacterias o virus, unos conservantes (que pueden contener mercurio puro), adyuvantes y además se añaden emulsionantes (para que sea un líquido homogéneo), varios antibióticos, formaldehído etc…La gelatina es un aditivo que puede dar problemas en personas hipersensibles (Kelso et al. 1993). En las vacunas que se administran sobre todo a personas mayores se suele encontrar también aluminio. En este contexto es importante saber que la neurotoxicidad de los metales, cuando se combinan dos o más metales aumenta exponencialmente. Esto quiere decir que el aluminio tiene una dosis mortal a un cierto nivel pero cuando se combina este aluminio con mercurio la mortalidad de esa misma dosis aumenta en un factor de 50 a 300. Muchos estudios hoy en día relacionan intoxicación por metales sobre todo también por aluminio con la aparición de Alzheimer. Sin estas sustancias contenidas en la vacuna, esta no provocaría la producción de anticuerpos y por lo tanto no protegería de la enfermedad.  

    Cuando una persona padece la varicela de forma natural crea una inmunidad que le durará toda una vida. Esto se debe a que el hecho de padecer la enfermedad provoca una activación del sistema inmune a un cierto nivel de manera que se producen anticuerpos que persistirán toda la vida. La vacuna en cambio no es capaz de provocar la misma respuesta inmune. La vacuna necesita producir una inflamación para obtener respuesta inmune. Cuando la vacuna utiliza antígenos muertos necesita producir artificialmente la inflamación. Esto lo consigue añadiendo el «dirty little secret» de los inmunólogos: los adyuvantes. La vacuna del tétanos no conseguiría nada, si no fuera por el aluminio que se añade. Desde un estudio publicado en 2007 existe otro hecho: hidróxido de aluminio inyectado provoca la muerte de neuronas, como pudieron demostrar Petrik y cols. Los autores insisten en que pueden existir 10.000 estudios que demuestren su seguridad, pero que ninguno de estos estudios recoge sus efectos más allá de las primeras semanas post-administración. En los afectados por el Síndrome de la guerra del golfo se supone que la cause sea la vacuna del anthrax (que contiene aluminio) que recibieron los soldados americanos.  En los niños además la barrera hematoencefálica es mucho más permeable que en el adulto por lo que los metales y las sustancias contenidas en la vacuna pueden pasar sin problemas al cerebro. Esta barrera hematoencefálica permeable se da sobre todo en los niños menores de tres años y siempre en los menores de 4 meses. Teniendo en cuenta esta información hay que valorar si es apropiado administrar vacunas antes de una cierta edad. Así por ejemplo la propensión a padecer enfermedades atópicas es mayor los primeros 24 meses de vida. Se sabe que las vacunas estimulan de manera excesiva la respuesta Th2 del sistema inmune lo que conlleva una desregulación del balance de la respuesta Th1/Th2, además del aluminio se sabe que provoca una mayor secreción de IgE. Otro hecho aceptado es que todas las formas de aluminio tienen un efecto inhibidor sobre el crecimiento de las neuronas por inhibición de la metilación del DNA. Sobre todo en personas genéticamente predispuestas pueden aparecer enfermedades autoinmunes y complicaciones neurológicas. 

    Son múltiples los efectos secundarios y las complicaciones que han sido relacionadas con las vacunas.

    Todo médico que atienda niños y bebés habrá visto casos de infecciones recurrentes que empiezan después de una vacunación.

    Esto es algo muy frecuente hoy en día. En nuestra consulta vemos muchos de estos casos. Esto se debe a que después de la vacunación con ciertos serotipos de un germen aparecen en el niño vacunado, infecciones con serotipos parecidos o se producen resistencias. También es frecuente el caso de un niño que cae en el percentil de crecimiento y peso tras recibir una vacuna. Algunos niños tienen reacciones locales inmediatas, a veces aparece fiebre, otros niños reaccionan con una disminución de las defensas por lo que se encadenan otitis y anginas de repetición. Otros niños tienen reacciones en la piel como una neurodermitis.

     

    En algunos casos aparecen llantos que duran varias horas. Sobre todo con la vacuna de la tos ferina pueden aparecer gritos que duran varias horas, durante los cuales el niño no puede ser tranquilizado. Pueden aparecer episodios hipotónicos, hipo responsivo que pueden acabar en muerte súbita. Estos episodios suelen aparecer por la noche, el niño está hipotónico primero pálido y después morado en todo el cuerpo. También se puede presenciar paradas respiratorias o muerte súbita del niño. En la zona de la inyección puede aparecer una enfermedad muscular provocada por el aluminio llamada miofascitis macrofágica. Pueden aparecer enfermedades autoinmunes, múltiples daños neurales y también renales así como en otros órganos. Puede aparecer diabetes y la lista sigue, sigue y sigue…  

    Aunque los recién nacidos pueden producir todos los tipos de células T (es decir, Th1, Th2 y células T citotóxicas), las respuestas de las células B son menos efectivas que las de los niños mayores y los adultos. Por esto los bebés responden bien a los antígenos (tales como proteínas) que requieren ayuda de células T para su desarrollo. Sin embargo, hasta aproximadamente 2 años de edad, la respuesta de células B a antígenos como los polisacáridos es considerablemente menor que la encontrada en adultos. Por esta razón, los niños menores de dos años son más susceptibles a las bacterias que están recubiertas con polisacáridos (Haemophilus influenzae tipo b [Hib] y Streptococcus pneumoniae).  

    Los estudios de efectividad de las vacunas nunca son realizados en estudios randomizados doble ciego y tampoco con verdaderos grupos de control. Los estudios acerca de la efectividad de las vacunas siempre se realizan con dos grupos: el primero recibe la vacuna que es estudiada, y un segundo grupo de pacientes recibe otra vacuna. Así por ejemplo en el estudio para la vacuna del cáncer cervical un grupo recibió Cervarix y el otro una vacuna para la Hepatitis A.

    Esto hace que en realidad no existan verdaderos estudios sobre la efectividad de las vacunas según ha confirmado Robert Koch de Alemania. Estos son los únicos tipos que existen. Por otro lado no existe ningún estudio realizado por un grupo independiente que confirme seguridad y efectividad de las vacunas.  

    El Dr. Buchwald, entre muchos otros autores, demostró que la aparición de las vacunas no tuvo que ver con la disminución de la prevalencia de enfermedades infecciosas. En todos los casos el número de infecciones ya había disminuido antes de la aparición de la vacuna. Un gran factor es el estado de nutrición de la población. El tétanos por ejemplo parece no darse en personas bien nutridas. Hoy en día se acepta que no aparecerá la enfermedad en personas sanas con buen sistema inmune y en tejidos bien prefundidos aunque haya habido exposición directa al germen (T. Löscher, 2010). Esto se debe a que el Clostridium tetanii no se puede reproducir en tejidos sanos. Aun así según datos de Abril 2010 la letalidad por infección tetánica en Turquía fue del 58%. La incidencia de enfermedades infecciosas siempre aumentó en periodos de hambruna y en el pasado también tuvo mucho que ver el factor higiene. Pocos hoy en día se pueden imaginar en que condiciones se vivía en 1800. La peste no desapareció por ninguna vacuna sino por una mejoría de las condiciones de vida, según muchos autores.  

    Otros hechos relacionados con las vacunas son:  

    • Alrededor de 1872, cuando el 98% de la población entre 2 y 50 años de edad estaban vacunados contra la viruela hubo hasta entonces la peor epidemia con un total de 45.000 muertos. En el mismo periodo hubo también en Alemania con una tasa de vacunación del 96% más de 25.000 muertos por la viruela. En 1940 empezaron las vacunaciones contra la difteria en Alemania. Hasta 1945 los casos de difteria en Alemania aumentaron de 40.000 a 250.000.
     
    • En 1967 Ghana fue declarada por la Organización Mundial de la Salud como libre de varicela, al estar el 96% de la población vacunada. En 1972 Ghana sufrió una de sus peores epidemias de varicela y esta fue la epidemia con la tasa de mortalidad más alta.
    • En 1977 el Dr. J. Salk (inventor de la primera vacuna de polio) confirmó junto con otros científicos que las masivas vacunaciones contra la polio fueron la causa de la mayor causa de polio en EEUU desde 1961 (Science 1977).
    • Entre Julio 2006 y Octubre 2007 fueron comunicados 3461 complicaciones tras la administración de la vacuna HPV a la autoridad americana competente (VAERS). 347 de estas fueron consideradas graves. 15 mujeres enfermaron hasta Junio 2007 de una enfermedad de Guillain Barré. 11 pacientes murieron. 33 de 77 mujeres que accidentalmente recibieron la vacuna durante el embarazo, tuvieron graves complicaciones de su embarazo. Estos números aumentaron en los meses posteriores.
    • En 1960 dos científicos descubrieron que las vacunas de la polio estaban contaminadas con el virus SV40 el cual provocaba cáncer en animales y cambios en cultivos celulares humanos. Millones de niños habían sido vacunados con estas vacunas.
    • 2 vacunas hexavalentes tuvieron que ser retiradas del mercado por casos de muerte asociados. Hexavac fue admitida en 2000 y suspendida en 2005.
    • Entre 1970 y 1990 aparecieron en Gran Bretaña más de 200.000 casos de tos ferina. Todos ellos en casos que habían sido plenamente vacunados (eu-Survience Center, Gran Bretaña). En los años 70 se hizo un estudio con una vacuna de la tuberculosis en 260.000 personas en la India. Este estudio mostró más casos de tuberculosis en las personas vacunadas que en las que no habían sido vacunadas (The Lancet 12/1/80 p.73)
    • Una encuesta en 1978 en treinta estados americanos demostró que más de la mitad de los niños que habían padecido varicela habían sido vacunados. (The People’s Doctor, Dr. R. Mendelsohn) En el 1979 Suecia sacó la vacuna de la tos ferina de su programa de vacunaciones por ser ineficaz, de los 5.140 casos que habían sido diagnosticados en 1978, un 84% había sido vacunado tres veces. (BMJ 283:696-697, 1981)

    En algunos países se discute desde hace años muy emocionalmente sobre las controversias a cerca de la seguridad de las vacunas. En este debate es importante aportar hechos científicos, epidemiológicos e históricos. No sirven de nada escritos emocionales con afirmaciones categóricas que no están probadas, echar un ojo a mitos y realidades.  

    No deja de ser un hecho que las vacunas contienen formaldehído, mercurio, aluminio y muchas otras sustancias, siendo las tres primeras, como ha sido probado científicamente neurotóxicas. En las vacunas el mercurio se llama tiomersal. Acerca de su peligrosidad se encuentran, como siempre, estudios que apoyan esta tesis así como otros que demuestran su más absoluta inocuidad. Sin embargo en estos últimos estudios resulta llamativo que algunos de ellos aunque valoran el tiomersal como inocuo, recomiendan disminuir su dosis en las vacunas.  

    A los productores de muebles se les prohibió el uso de formaldehído por su relación con la aparición de cáncer. Es un hecho que en biopsias de cánceres de mama (Ionescu 2007) ha encontrado niveles aumentados de muchos metales. Y es un hecho que la industria que produce las vacunas también ha producido muchos estudios que testifican la utilidad y seguridad de sus vacunas. También se sabe que la toxicidad de un metal aumenta exponencialmente cuando se combina con otros metales. ¡Esto quiere decir que en estos casos 1+1 no es 2 sino 200! Desde luego es una temática muy compleja, por lo que hay que decidir caso a caso. Pero desde luego no parece comprensible porque un niño sano debería ser vacunado todos los años contra la gripe como recomiendan algunas sociedades pediátricas. Personas con ciertas enfermedades como, por ejemplo, enfermedades alérgicas: la alergia a alimentos, la alergia primaveral, el asma, el autismo, déficit de atención y similares, enfermedades neurodegenerativas, las dermatitis y neurodermitis, infecciones recurrentes, otitis y anginas de repetición y otros harán bien en recabar la información necesaria como para tomar la decisión de vacunarse o no. La vacuna contra la Hepatitis B ha sido relacionada con la aparición de Esclerosis Múltiple y la triple vírica con autismo.  

    Existen muchas otras relaciones que se suponen entre vacunas concretas y ciertas enfermedades (gripe/Guillain Barré; HiB/ Diabetes I; etc) Pero si en relación a la vacunación aparece fiebre no se debería combatirla con antipiréticos ya que se sabe que son sobre todo estos casos los que presentan graves complicaciones. Asimismo nunca se tomará antipirético antes de administrar una vacuna. Esta recomendación, formulada por algunos para evitar que aparezca fiebre tras la vacunación, por muchos es considerada una negligencia médica.  

    Un problema que se presenta en los últimos años es que las tasas de vacunación están bajando porque las vacunas pierden adeptos en la población. La CDC ha publicado que en EEUU solo del 65 al 85% de los niños están completamente vacunados. En todos los países desarrollados se publican datos parecidos desde 1998. Esto conlleva que las vacunas sean menos efectivas, ya que una parte importante de su efectividad se basa en que toda la población esté vacunada. Llama la atención que en muchos países la tasa de vacunación en familias de médicos es menor que en otros estratos de la población. El que la última vacuna creada para niños contra el tétanos y la difteria vuelva a contener tiomersal seguro que no ayuda. Aunque la población no esta informada sería de agradecer que los responsables se encargaran de traer a España la vacuna de Behring libre de mercurio. La difícil pregunta si vacunar una a una o con una vacuna polivalente no tiene fácil respuesta, pero en general se dice que en el caso de vacunas muertas/inactivadas quizás sea mejor utilizar una vacuna polivalente para evitar administrar demasiadas sustancias adyuvantes. La decisión si vacunar a un niño depende de muchos factores que necesitan que los padres estén bien informados acerca de los efectos y riesgos de la vacuna que se quiere administrar en el contexto de la salud de la persona que va a recibir la vacuna. Si se administra una vacuna es importante elegir bien el momento idóneo. Aquí a modo de ejemplo un folleto explicativo acerca de la vacuna contra la fiebre amarilla. Ciertas vacunas, como la del papiloma, son muy controvertidas.

    Artículos de interés:

     Registro epidemiológico semanal.

    • La preocupación de los padres en vacunar a los bebés
    • El mercurio y el timerosal en las vacunas.
    • Tiomerosal.
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