La grasa abdominal es uno de nuestros mayores enemigos. A partir de ciertas edades resulta muy difícil evitarla, aun así se hará bien en mantenerla controlada.
Múltiples estudios demuestran la relación que existe entre la masa de grasa abdominal y un sinfín de enfermedades como el cáncer, el síndrome metabólico…
Con excesiva masa de grasa abdominal no existe salud. Esto se debe a que esta masa de grasa segrega, sustancias como las citoquinas y otras que producen enfermedad. Muchos pacientes que hacen con éxito alguna dieta se encuentran con el problema que persiste una cierta cantidad de grasa abdominal. En estos casos, manteniendo el plan de dieta, puede resultar de interés añadir ciertas sustancias como medicamentos o complementos nutricionales con el fin de reducir la masa de grasa abdominal.
A partir de una cierta edad es normal aumentar de peso poco a poco y el cuerpo por lo demás empieza a repartir la grasa de una manera distinta. La grasa abdominal, segrega entre otras sustancias la leptina y la adiponectina. Estas son las que se encargan de dar a nuestro cerebro la señal de saciedad. Estas dos sustancias y la glicerol-3-fosfato- deshidrogenasa son las responsables de que las personas jóvenes puedan comer lo que quieran sin aumentar de peso.
Las personas con exceso de masa grasa presentan niveles altos de leptina en sangre. Debido a este exceso de leptina las células del cuerpo no responden al estimulo de la leptina como lo suelen hacer. Las células adiposas, que son las presentes en la masa grasa, aumentan de tamaño y por lo tanto producen mas leptina segregándola a la sangre. Debido al exceso de leptina las células cerebrales, dejan de responder de manera optima al estimulo de la leptina. Esto lleva a que tarde más tiempo en aparecer la sensación de saciedad, a que el cuerpo queme menos grasas, y finalmente, a un aumento de colesterol y triglicéridos en sangre. Esto último se debe a que las células adiposas ya no absorben la misma cantidad de estas sustancias porque no responden al estimulo de la leptina. El aumento de grasas en nuestra sangre lleva a que nuestros músculos dejen de responder al estimulo de la insulina lo que lleva a un aumento de glucosa en sangre. El aumento de glucosa en sangre también produce un aumento de los ácidos grasos en sangre y por ende un aumento de la grasa abdominal. Lo que acabamos de describir es el síndrome metabólico. Primero un aumento de los triglicéridos, después un aumento del colesterol y por ultimo del azúcar. La leptina en condiciones normales, también contribuye a la degradación de loas triglicéridos en la células adiposas y por lo tanto quema calorías.
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Se puede asegurar que la gran mayoría de las personas obesas tiene niveles altos de este valor, pero no mutaciones de la leptina ni de su receptor. Parece, que lo que se presenta en estos pacientes obesos es una forma de «resistencia a la leptina». Los datos según los cuales algunas personas producen menos leptina por unidad de masa grasa que otras o que tienen una forma de déficit relativo de leptina que predispone a la obesidad son, por el momento, contradictorios. No se ha establecido aún el mecanismo que produce la resistencia a la leptina ni si es posible superar dicha resistencia elevando las concentraciones de la sustancia.
La adiponectina asegura la sensibilidad de nuestras células a la insulina. El aumento de tejido graso en nuestro cuerpo lleva a una disminución de los niveles de adiponectina ya que células adiposas más grandes producen menos adiponectina. De esta manera personas con sobrepeso tienen niveles inferiores de adiponectina que las personas delgadas, lo que puede desembocar en un síndrome de resistencia a la insulina. Bajar peso, aumentará los niveles de adiponectina en sangre. Las células adiposas también producen glicerol-3-fosfato- deshidrogenasa la cual juega un importante papel, en la conversión de azúcar y otras calorías en masa grasa.
Estas son a grandes rasgos las bases metabólicas de una dieta sana. Existen muchas maneras sanas de comer ya que puede variar dependiendo del tipo de persona y su constitución física. Pero existen maneras de comer, como lo es por ejemplo Metabolic Balance, conseguirán una disminución del peso y – lo que es mas importante – una mejoría de nuestra salud, aumentando la adiponectina, restableciendo la sensibilidad de las células al estimulo de la leptina, y disminuyendo los niveles de glicerol-3-fosfato- deshidrogenasa.
Estas dietas saludables, siendo distintas, siempre tendrán unas ciertas características mínimas en común. Serán dietas equilibradas que disminuyen el aporte de azucares, asegurando una nutrición equilibrada y un equilibrado aporte de minerales y sustancias nutritivas. Aun así, a veces pacientes que han perdido, mucho peso siguiendo una dieta saludable no consiguen quitarse la masa grasa abdominal como desearían. En estos casos pueden ayudar sustancias como por ejemplo la Irvirngia Gabonensis. Un estudio demostró que tomando 150 mg de esta sustancia 2 veces al día se podía aumentar, manteniendo la misma dieta y nivel de ejercicio, la pérdida de peso en un promedio de más de 10 kilos. A parte del efecto sobre el peso se comprobaron significativas mejorías en los niveles de glucosa, proteína C reactiva y colesterol en sangre. Especialmente interesante es la disminución de la PCR ya que esta es reflejo de una inflamación crónica y se la relaciona con un aumento de riesgo de enfermedad cardiaca. Por lo demás la Irvirngia Gabonensis fue capaz de producir un aumento significativo de adiponectina, y una diminución de la leptina. También actúa sobre la glicerol-3-fosfato- deshidrogenasa consiguiendo disminuir sus niveles en sangre.