• 27 FEB 13

    Hay muchos factores de la alimentación y de la complementación nutricional que hay que tener en cuenta para asegurar una óptima alimentación del cerebro.

    Muchos estudios demuestran grandes variaciones en los resultados de tests de inteligencia y de la estructura cerebral dependiendo de la alimentación.

    El peso del cerebro de un recién nacido supone el 11% del peso total. Esto en comparación a otros seres vivos es un porcentaje altísimo por lo que en las personas el cerebro precisa de una mayor cantidad de nutrientes. El cerebro necesita entre otros de proteinas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y grasas. Sobre todo estas últimas son muy importantes, ya que el cerebro consta en un 60% de ácidos grasos.

    Son cuatro, los ácidos grasos que suponen el 20% de la masa cerebral:

    • ácido araquidónico (AA)
    • ácido docosahexaenoico (DHA)
    • ácido eicosapentanoico (EPA)
    • ácido gamma-linolénico (GLA)

     

    Este último, es un ácido graso esencial del grupo de los omega 6. Se obtiene de la borraja y la onagra. También el AA es del grupo de los ácidos grasos omega 6.

    El EPA y el DHA son ácidos grasos poliinsaturados del grupo de los omega 3. Estos dos provienen ante todo de las microalgas. El EPA se encuentra en algunos pescados (sardina, arenque y salmón entre otros), en la spirulina y en las microalgas. Son múltiples sus efectos positivos. Entre otras indicaciones está la de la hiperlipidemia. EL DHA según un estudio de la Universidad de California parece tener un importante papel en la enfernmedad de Alzheimer. La mayor parte del DHA en los animales marinos proviene de las microalgas que comen. La fuente principal son los peces de agua fría (arenque, salmón, anchoa, atún) y el aceite de hígado de bacalao.

    alimento para el cerebroYa durante el embarazo es importante aportar la suficiente cantidad de estas sustancias. Muchas madres han notado durante el embarazo y la lactancia, fatiga mental y una disminución de sus capacidades cerebrales.

    De hecho en muchos estudios se ha visto que la masa cerebral de las mujeres embarazadas disminuye, si no aportan suficientes ácidos grasos.

    Durante este período las madres necesitan mayor cantidad de ácidos grasos ya que el feto consume gran cantidad para el desarrollo de su cerebro. También la depresión postparto parece tener que ver con la falta de estas sustancias. Hoy en día existen tests para determinar la rapidez de pensamiento a la edad de 8 años a partir de la cantidad de ácidos grasos esenciales en la sangre del cordón umbilical. Por otro lado, se sabe que cuando el aporte de zinc supera en dos veces la dosis diaria recomendada, se puede aumentar significativamente la capacidad de atención y concentración de los niños. Esto ha llevado a que son muy discutidos los valores de cantidad diaria recomendada y en muchos protocolos de tratamiento, dependiendo de la patología a tratar, se supera estos límites. Parece lógico que cuando la falta de un determinado nutriente es relacionada con una cierta enfermedad, el tratamiento mediante el aporte de este nutriente, tenga que sobrepasar la cantidad diaria recomendada ya que esta cantidad es fijada para personas sanas y por otro lado se sabe que en muchos casos la cantidad diaria recomendada es demasiado baja. Debido a esto, estas cantidades varían de país a país.

    En el caso de los hidratos de carbono es fundamental garantizar unos niveles de glucosa estables en nuestra sangre. La glucosa es como si fuera la gasolina que necesita el cerebro. Los fosfolipidos tienen importancia en la función de la memoria. Los aminoácidos, son parte esencial de los neurotransmisores.

    Pero por otro lado, hay sustancias de las que se sabe que dañan nuestro cerebro:

    • el azúcar refinado, que son hidratos de carbono sin nutrientes esenciales

    • las grasas dañadas por el proceso de cocinado con calor
    • los colorantes, los aromatizantes y los conservantes que se añaden a los alimentos en los procesos de fabricación industrial.

    Algún día quizás sea ilegal venderle a un niño un refresco que contiene 10 cucharadas de azúcar, hasta entonces es el deber de los padres prohibir a sus hijos tomar estos productos.

    • minerales tóxicos como lo son el mercurio y el cobre los alimentos a los que se reacciona con una alergia

    Cuando se intenta componer planes de tratamiento para pacientes con problemas específicos radicados en la función cerebral, es conveniente empezar a hacerlo con indicaciones para una correcta nutrición. Para que tomar complementos nutricionales en forma de pastillas cuando se puede obtener la misma sustancia mediante una correcta alimentación. La sustancia obtenida a partir de un alimento siempre será tolerada y absorbida mejor y por lo tanto más efectiva que la sustancia química.

    De esta manera en muchos casos no hace falta suplementar con pastillas cuando podemos aportar ácidos grasos omega 3 comiendo semilla de lino y pescado. Para poner otro ejemplo, hay que pensar en la manzana, la cual solo contiene 30 mg de vitamina C, pero estos 30 mg. son tan efectivos como 1,2 gramos de vitamina C tomados a partir de un producto de farmacia. Esto lleva a que si realmente, se hace el tratamiento como habría que hacerlo, siempre se tenga que empezar controlando junto al paciente su alimentación para introducir los cambios necesarios según los problemas de salud que presente. El niño con déficit de atención o trastornos del comportamiento que por la mañana desayuna un bol de cereales comerciales, que según estudios equivale a 4 cucharadas soperas de azúcar no necesita medicación sino un cambio de su alimentación. Cuando existe una patología a este nivel, por lo menos inicialmente, siempre habrá que complementar ácidos grasos omega 3 y 6. Estando la cantidad administrada por encima de la cantidad diaria recomendada.

    Quien quiera rendir durante el día tendrá que desayunar una cantidad suficiente de nutrientes. Varios estudios han encontrado marcadas diferencias en la capacidad de concentración y atención según los hábitos de desayuno de las personas.

    Aquellas personas que no desayunan presentan unas condiciones muy mermadas de la concentración y la atención en las horas posteriores.

    Es muy importante mantener los niveles de glucosa en sangre constantes, resulta muy perjudicial que el valor de glucosa fluctúe. Para conseguir unos niveles estables, hay que adecuar la alimentación y es conveniente evitar tomar productos con cafeína, ya que estos también son responsables de una gran fluctuación de los niveles de glucosa en sangre. El Dr. Peter Rogers de la Universidad de Bristol en un estudio encontró que el supuesto efecto “despertador” de la taza de café de la mañana no era del todo cierto. Las personas que desayunaban café se sentían mejor que en el momento cuando despertaban pero no mejor que aquellas personas que no habían tomado café en el desayuno. La persona acostumbrada a tomar café, con la taza matutina de café, se quita el mono de café que presenta por no haberlo tomado en varias horas. Al ser adictivo es comúnmente aceptado que el café produce un efecto de habituación y dependencia. Tés (Pu-Erh, Rooibos), infusiones y guaraná pueden ser útiles en el proceso de deshabituación del café. Cuando se toman tés que contienen cafeína hay que tener en cuenta que hasta el 90% de la cafeína del té se desprende durante los primeros 30 segundos de infusión. Así que echaremos agua encima, lo dejaremos tirar medio minuto y nos prepararemos nuestro té en un recipiente nuevo. Para asegurar unos niveles de glucosa estables en sangre, habrá que utilizar productos integrales, comer verduras (sobre todo aquellas de hoja verde), tomar fruta, evitar alimentos de fabricación industrial, evitar el azúcar y los alimentos que contienen azúcar, limitar el consumo de fructosa, y evitar alimentos que contengan cafeína, como lo son el café, el chocolate y la mayoría de los tés. Combinar alimentos que contienen hidratos de carbono, con proteínas, según el método de Metabolic Balance es una forma ideal de conseguir los niveles estables de glucosa sin aumentar los niveles de insulina.

    Por otro lado es esencial aportar suficientes grasas y evitar las grasas trans. En este contexto son muy importantes los ácidos grasos omega 3 y evitar ciertos alimentos que tienen un alto contenido en grasas trans. Los ácidos grasos omega 3 son aquellos que combaten la inflamación y los ácidos grasos omega 6 son aquellos que hacen que aparezca inflamación en nuestro cuerpo; por eso es tan importante la relación entere omega 3 y 6. Los alimentos importantes en este contexto, son las semillas y las nueces, que pueden ser comidas en el desayuno, y añadidas a sopas y ensaladas. También son importantes los pescados, sobre todo aquellos de agua fría, Los aceites prensados en frío, también son de suma importancia en este contexto.

    El aporte de fosfolípidos, se consigue sobre todo con la lecitina. Esta se puede adquirir en comercios y añadir al desayuno. Otras fuentes de fosfolípidos son las sardinas, los huevos (4-6/semana), la carne y la soja. Los fosfolípidos tienen que ver sobretodo con nuestro humor y las capacidades mentales y psíquicas.

    Otra sustancia esencial son las proteínas, y los aminoácidos. Los mejores alimentos para aportar proteínas son la quinoa, el tofu, el maíz, el arroz integral, los guisantes, las lentejas, el atún, el salmón, la sardina, los huevos, el brocoli, la espinaca, las semillas de girasol y calabaza y las almendras. Cada una de nuestras 3 comidas del día tiene que contener algo de proteína y siempre los primeros bocados de cada comida tomaremos, algo de esta proteína.

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