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Cuando una persona siente dolor, se activan hasta 32 centros a nivel cerebral.
Uno de los tratamientos para el dolor agudo y crónico es la hipnósis. Muchos estudios han demostrados el efecto positivo de hipnósis en estado de dolor. Hay campos en los que las culturas asiáticas superan a las de occidente. Uno de los más llamativos es todo lo concerniente al conocimiento de la mente. Solo en los últimos años, por esfuerzos conjuntos y gracias a los nuevos medios diagnósticos (PET, RMN cerebral con contraste), Occidente ha contribuido a avanzar en este campo. Cuando incluso la Seguridad Social empieza a ofrecer a sus pacientes cursos de meditación y relajación, se ve la importancia que se esta empezando a dar a estos aspectos en nuestra cultura. De hecho, la cultura oriental nos ofrece técnicas mentales muy valiosas para el manejo del dolor. Todos hemos escuchado alguna vez las increíbles historias de yoguis que no sienten dolor, o que son capaces de parar su actividad cerebral o cardiaca durante horas. ¿Podríamos llegar a conseguir dominar la sensación de dolor? Como explicamos en otro artículo, la sensación de dolor se percibe sobretodo a nivel cerebral. Pero tenemos que distinguir dolor de sufrimiento. Gracias a técnicas mentales podremos conseguir que, aunque persista la sensación de dolor, el sufrimiento disminuya en gran medida o incluso desaparezca. Las personas con práctica en la meditación, utilizarán el dolor como objetivo de su meditación. Cuando el dolor se vuelve intenso la consciencia se aparta de la respiración concentrándose más en el dolor. No se luchara contra esto, sino que se dejara apartarse a la conciencia de la sensación de dolor. Se enfocara la conciencia a esta sensación de dolor, tratando de percibirla sin bloquearla. Se explorara esta sensación de dolor, tratando de superar la lógica reacción de evitamiento que provoca el dolor. La conciencia se concentrara en las sensaciones producidas por este dolor, y uno se dará cuenta que existen dos componentes, la simple sensación de dolor, y la resistencia a este dolor. La reacción de resistencia es en parte mental y en parte corporal. Esta última parte, la física consiste en contraer los músculos en la zona donde se siente el dolor. Siendo conscientes de esto, se relajara activamente estos músculos. Uno por uno, se van relajando los músculos hasta conseguir relajarlos completamente. Simplemente ya con este paso, la persona normalmente debería disminuir cuantiosamente el dolor percibido. Después de haber conectado con la parte física hay que dedicarse a la sensación mental producida por el dolor. También a este nivel habrá una reacción de resistencia a la sensación del dolor así como uno se contracturó a nivel físico, el dolor también produce una contracción o “ tensión a nivel mental.” La persona que padece dolor se esfuerza mentalmente en tratar de suprimir o evitar este dolor. Esto en consecuencia a que cuando uno padece dolor, inconscientemente y automáticamente- reacciona con rechazo. Es este rechazo mental el que hay que identificar y conseguir superar mediante la meditación. Y finalmente, está la relajación mental. De la misma manera que la persona ha relajado uno por uno los músculos que estaban en tensión por el dolor. Hay que aplicar esta relajación a la mente. Hay que relajarse mentalmente, y soltar de manera que la conciencia cada vez adquiera un modo mas pausado, y consiga superar la barrera de nuestra resistencia al dolor y se meta relajadamente en la sensación pura existente en relación al dolor. La resistencia normalmente, actúa como barrera que la persona aquejada de dolor, automáticamente instaura al padecer esta sensación. Actúa, como una frontera entre el yo y el dolor, haciendo que sean dos cosas separadas y creando una sensación de distancia entre el yo y el dolor. Hay que disolver esta barrera y así desaparecerá la separación, consiguiendo fundirse con la sensación del dolor, identificándose con el mismo. Observara sus cambios y sus modalidades, observara las características de la emoción. Y algo sorprendente ocurrirá: Desaparecerá el sufrimiento aunque quede el dolor. Quedara el dolor como una experiencia emocional pero no producirá sufrimiento. El yo que estaba siendo atacado por la sensación de dolor, ha desapareció, y en consecuencia aparece la liberación del dolor.
Todo esto que acaba de leer seguramente le parecerá increíble y muy extraño. No lo entiende, le suena a “chino” y por lo tanto no lo ve posible en la realidad. Pero son muchas las personas las que con ejercicio mental diario, han conseguido cosas sorprendentes. Ya la física cuántica, nos ha enseñado últimamente, que el simple hecho de que no podamos explicar o entender algo, no implica que no exista. Y lo puede conseguir cualquiera, pero por desgracia, hace falta el esfuerzo y práctica diaria, y seguro que no es un camino de rosas. Desafortunadamente no se puede conseguir por si solo, hace falta ser guiado por alguien con conocimientos de las técnicas y capacidad de enseñarlas, lo cual es difícil de encontrar. ¡Pero ánimo, todo es posible!
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