El azúcar de mesa es un carbohidrato que recibe el nombre de sacarosa. Se trata de un disacárido formado por una molécula de glucosa y otra de fructosa. La glucosa es el azúcar que utilizan todas y cada una de nuestras células para obtener energía, el cerebro utiliza unos 120 gramos al día. La fructosa también es utilizada por nuestro organismo para la obtención de energía, para lo cual es transformada previamente en glucosa.
Cuando se consume bollería industrial, pasteles, dulces etc., alimentación con gran cantidad de azúcar, está claro que puede ser perjudicial a la larga produciendo algunas enfermedades como la diabetes y otras muchas cardiovasculares. Hay muchas madres que dan cereales siempre a sus hijos en el desayuno, merienda e incluso en la cena y esto es un error muy grande pues hoy en día los hacen con demasiado azúcar.
Al ingerir sacarosa, una enzima se encarga de romper este disacárido en las dos moléculas que lo componen que son la glucosa y la fructosa y que el organismo utiliza para obtener energía. La sacarosa está formada por moléculas que son imprescindibles para el funcionamiento de nuestro organismo y no es tóxica.
La sacarosa aporta mucha energía y pocos nutrientes. Se podría llamar energía concentrada. Si la consumimos en exceso seguramente estaremos aportando al organismo más glucosa de la que necesita en ese momento. Cuando ocurre esto, los excedentes de glucosa son almacenados como reserva energética en forma de glucógeno en el hígado y los músculos. El exceso de glucosa se almacena en forma de grasa. Es por eso que el consumo excesivo de azúcar puede provocar obesidad y problemas también asociados como hemos nombrado anteriormente cardiovasculares y diabetes entre otros.
Es muy importante mantener unos niveles estables de glucosa en la sangre .
Obviamente afecta a la salud buco dental también pues, la sacarosa se transforma, la glucosa y la fructosa en ácidos que pueden estropear el esmalte dental.
El cáncer se alimenta de azúcar. El metabolismo de los tumores malignos, depende en gran medida del consumo de glucosa. Cuando ingerimos azúcar el cuerpo libera la dosis de insulina necesaria para que la glucosa pueda penetrar en las células. Esta secreción de insulina va acompañada de la emisión de otra molécula llamada IGE, cuya misión es estimular el crecimiento celular. En resumen, el azúcar nutre los tejidos y hace que crezcan más deprisa. Pero además la insulina y el IGF tienen en común otro efecto que es potenciar los factores de inflamación, estimulando el crecimiento celular y actuando como un abono para los tumores.
El cáncer es un conjunto de enfermedades en las cuales el organismo produce un exceso de células que crecen de forma anormal. Estas células, como todas las del organismo, obtienen la energía a partir de la glucosa. No existe ninguna relación causa-efecto entre el consumo de azúcar y el cáncer. La molécula IGF factor-1 es una proteína de estructura similar a la insulina que podría estar relacionada con un aumento de riesgo de sufrir cáncer, pero no está relacionada con el azúcar ni con la insulina. La sustancia que estimula la producción de IGF es la hormona de crecimiento.
Hoy en día existe un elevado consumo de azúcar y de productos ricos en azúcares es un problema por los trastornos de obesidad que lleva asociados. La sacarosa está presente de forma natural en muchos alimentos. Su proporción es especialmente elevada en la caña de azúcar y en la remolacha azucarera, vegetales a partir de los cuales se extrae el producto.
Según la OCU en 32 de las 39 variedades de cereales dirigidos a niños el azúcar oscila entre el 20,9 y nada menos que el 51,3%. Sólo seis de los 155 cereales analizados tienen niveles bajos de azúcar, no superiores al 5%, ninguna de las cuales está enfocada al público infantil. De hecho, FACUA sólo ha encontrado doce variedades con menos del 10% de azúcar, cuatro de ellas dirigidas a niños (los Corn Flakes de Kellogg’s, Auchan y Crownfield y los Rice Krispies de Kellogg’s).
Tabla de marcas y sus valores nutricionales
104 de las 155 variedades evaluadas tienen más del 20% de azúcar y treinta de ellas llegan incluso a superar el 30%. Tres de los productos encuestados ni siquiera se molestan en indicar el porcentaje en su etiquetado.
Los cuatro cereales más azucarados dirigen su marketing expresamente a los niños. Se trata de Flakers Sugar, de Little Man, con 51,3 gramos de azúcar por cada 100 de producto; Birdies, de Auchan, con 50; Readys, de Eroski; y Smacks, de Kellogg’s, ambos con 45 gramos.
En definitiva, no hay alimentos que sean buenos o malos en sí mismos. Todo depende del uso que hagamos de ellos.