• 05 MAR 07

    El dolor se está convirtiendo en una de las peores plagas de nuestra humanidad. Viendo lo que la humanidad ha sido capaz de conseguir resulta sorprendente lo mucho que se nos puede resistir a los terapeutas a veces un simple dolor. Aunque frecuentemente somos capaces de controlar fuertes dolores en pacientes que padecen cáncer, el dolor de espalda por ejemplo muchas veces se nos resiste. Disponemos de múltiples clasificaciones para el dolor, conocemos gran parte de los procesos bioquímicos que suceden en la trasmisión del mismo, conocemos las estructuras anatómicas involucradas y disponemos de un sinfín de tratamientos que prometen éxito. Aún así son muchos los pacientes que recorren desesperados a gran cantidad de las más variadas terapias para encontrar alivio a su tormento.

    Las estadísticas en cuanto a la prevalencia de dolor son alarmantes.

    Tan alarmantes que las autoridades incluso han instaurado la Semana Europea contra el Dolor. En 2001 la Federación de Sociedades Europeas del Dolor manifestó ante el Parlamento Europeo que el dolor era un serio problema de salud en Europa. En EE.UU. Los datos estadísticos y los costes derivados son incluso más alarmantes. En el año 2004 la Asociación Internacional del Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (WHO) declararon el alivio del dolor como uno de los derechos humanos fundamentales. La definición de la IASP para el dolor dice que es como una experiencia sensorial y emocional desagradable que ocurre como respuesta a un daño tisular real o potencial. Aún así se ha demostrado que sobre todo en el dolor crónico no hay relación entre la intensidad del dolor y la extensión del daño tisular. Esto hace deducir la importancia de factores personales y culturales en la percepción del dolor como condicionante de la intensidad con la que el afectado lo sufre. En cambio existe una relación directa entre la intensidad del dolor y el grado de afectación de la calidad de vida del paciente. El dolor crónico hoy en día es considerado una enfermedad en si misma. Existen muchas posibles causas del dolor pero en lo que respecta a los dolores del sistema musculoesquelético la gran mayoría se deben directa- o indirectamente a la falta de movimiento. ¿Y porque indirectamente, se preguntará? Pues porque la falta de movimiento lleva a una falta de elasticidad de los tejidos, una mayor torpeza en los movimientos, una mayor predisposición a sufrir caídas, accidentes y padecer lesiones. Otra gran escusa para el dolor es la artrosis. Esta condición produce dolor al 75% de las personas con más de 70 años. Se estima que la artrosis produce dolor grave en 40 millones de personas en el mundo y que en 2020 afectará a 60 millones. Para muchos padecer artrosis quiere decir tener que sufrir dolor. Gran parte de la población vive aún en la creencia que con la edad es inevitable padecer dolor. Se habla del dolor secundario a artrosis como si no tuviera remedio. Cuando haya visto pacientes con artrosis severas tratados con LNB moverse sin dolor tendrá que preguntarse si no hubiera sido mejor decir secundario a la inmovilización o al tratamiento recomendado por padecer artrosis. Muchos pacientes aún hoy en día muestran recelo a moverse y a hacer ejercicios de estiramiento. Creen que de esta manera van a aumentar el daño a sus articulaciones. Trágica equivocación. Si usted es uno de ellos, lea este libro y entenderá porque tiene cambiar de actitud.

    Resulta asombroso para un occidental ver a los ancianos en China hacer sus ejercicios en el parque. Muestran una elasticidad que en Occidente no presentamos ni siquiera en nuestros años jóvenes. Gracias a esta elasticidad la frecuencia de dolores musculoesqueléticos es mucho menor en este país. La musculación como remedio a los dolores o la musculación buscada en el culturismo pueden ser fuente de mayor dolor. En este libro se le explican los mecanismos que llevan al dolor y la manera en la que la musculación lo puede agravar. Es importante entender el concepto del avisadolor y porque se produce. Entonces podremos entender porque LNB es el tratamiento a seguir. Otros pacientes han hecho el camino a la inversa. Después de haber encontrado gran alivio con este tratamiento han leído el libro y entendido porque habían encontrado alivio y porque tenían que hacer sus ejercicios. Asegúrese de entender el concepto del avisadolor. Olvídese del término dolor crónico. Con LNB tiene a su disposición un tratamiento efectivo, independientemente de la cantidad de años que ha vivido con ese dolor, independientemente de las operaciones sufridas y de la medicación tomada.

    Hay que animar a todos a moverse, quién no se mueve, se oxida. Cuente las horas al día que pasa sentado. Si duerme tumbado de lado con las piernas flexionadas añada también las horas de sueño. Todas estas horas la musculatura de la parte delantera del cuerpo se está acortando. ¿Cuánto tiempo al día dedica a compensar esta situación? Seguramente menos del necesario. Si va al gimnasio no cuente todo el tiempo sino únicamente el que se dedica a hacer estiramientos. Compruebe cuanto puede levantar la pierna dejando la de apoyo estirada. Compruebe si puede arrodillarse, sentarse sobre sus piernas y apoyar el trasero en los talones. Compruebe que distancia hay entre las puntas de los dedos y el suelo si se flexiona hacia delante con las piernas estiradas en las rodillas. Hoy en día no es infrecuente encontrar personas de 60 años para los que desde la posición erecta, tumbarse boca arriba en el suelo y después levantarse es imposible. El tratamiento más frecuente para el dolor en España es el farmacológico. ¡Mal hecho! El tratamiento más frecuente deberían ser los ejercicios vigilados. Hay que animar a los pacientes con dolor, así como ya se hace con los depresivos a que se muevan. Pero es necesario hacerlo guiado por un buen profesional. Para muchas personas ejercicios como el Pilates o el Yoga pueden ser demasiado exigentes después de años de inactividad. En el mundo animal se ven recuperaciones imposibles de creer tras amputaciones parciales de miembros u otras lesiones graves. Se recuperan porque se trata de sobrevivir, tienen que conseguir alimento, protegerse de quién les amenaza. No hacen rehabilitación, no utilizan férulas ni collarines. Su rehabilitación es el movimiento del día a día.

    Analgésicos, cirugías mínimamente invasivas, bloqueos espinales, infiltraciones, implante de catéteres espinales, kinesiotaping, acupuntura, bloqueos miofasciales, bombas de analgesia, opiáceos, miorrelajantes son todas opciones terapéuticas válidas pero asegúrese como paciente que antes de utilizar una de las anteriores haya intentado LNB Painless y la de ejercicios guiados como los ofrecidos en LNB Motion. Y no se deje desalentar por los años que ya sufre el dolor (sea de cabeza, hombros, caderas, etc.), las cirugías que ya han fracasado, la cantidad de tratamientos que haya intentado ya. Ahora más que nunca vale: nada es imposible!

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