Los analgésicos son hoy en día medicamentos muy extendidos. Están entre los más vendidos y muchas personas los utilizan sin consultar a un médico siguiendo el criterio propio. En 2008 los tres primeros puestos de la lista de ventas de medicamentos eran ocupados por medicamentos analgésicos. Son medicamentos que se consiguen sin receta médica, esto frecuentemente conlleva su uso inapropiado como también un abuso. Cuentan que hay una persona que nunca tomó un analgésico. ¿Será verdad?
El analgésico más potente siempre será la eliminación de su causa. Si hay un foco de infección habrá que eliminarlo y si hay contractura muscular habrá que conseguir relajarlo. En 1986 la OMS publicó una guía para el tratamiento secuencial del dolor estableciendo grupos de medicamentos. Esta escalera analgésica, o del dolor, de la OMS es hoy comúnmente aceptada y muchos profesionales médicos la utilizan. El tratamiento consta de tres grupos de medicamentos contra el dolor y del grupo de los coadyuvantes. Se empieza por el primero y se va subiendo hacia el último, manteniendo aveces la medicación del grupo anterior. Según el posteriormente añadido concepto del ascensor analgésico, en caso de una intensidad mayor del dolor también se podrá empezar por encima del primer eslabón. Aunque fuera ideada para el tratamiento del dolor en el paciente con cáncer, la escalera analgésica se utiliza para el tratamiento de todo tipo de dolores.
En el primer grupo se encuentran el paracetamol, la aspirina, el metamizol y en general los antiinflamatorios no esteroideos (AINE). En general es importante tomar los analgésicos en la frecuencia pautada sin esperar a que desaparezcan los efectos de la toma anterior. El paracetamol es utilizado para dolores leves ya que predomina su acción antipirética. Como posible efecto secundario cabe destacar el daño hepático a dosis altas. La aspirina aunque forma parte del grupo de los AINE merece mención especial por su frecuente uso. Se estima que el consumo mundial es de unos 100 millones de pastillas al día. Sirve para el alivio del dolor leve y moderado. Está también indicada para personas con alto riesgo de coagulación sanguínea, principalmente individuos que han sufrido un infarto de miocardio. Sus efectos adversos son sobre todo gastrointestinales. En pacientes menores de 14 años se ha dejado de usar la aspirina debido al elevado riesgo de contraer el problemas hepáticos (síndrome de Reye). El metamizol también pertenece al grupo de los AINE pero no produce efectos gastrolesivos significativos. Se utiliza para dolores moderados a intensos pero sobre todo los que son de origen visceral. En España figura entre los diez medicamentos más vendidos, siendo su nombre comercial Nolotil. En otros países de la CEE y en EE.UU. está prohibido a causa de un infrecuente efecto secundario: la agranulocitosis por el metamizol. Consiste en una disminución de los granulocitos, un tipo específico de células blancas que se encargan de combatir infecciones. Aunque sea un efecto secundario muy poco frecuente su mortalidad es muy alta puesto que se desencadena de forma súbita y con una evolución muy rápida. Esto fue lo que llevó a su prohibición en algunos países. Los AINE reducen los inflamación, dolor y fiebre. Del grupo de los AINE el fármaco de mayor uso es la aspirina. Otros son el ibuprofeno, el naproxeno, la indometacina, el piroxicam, el ketoprofeno, el diclofenaco, el ketorolaco y el tenoxicam. El acetaminofen, a pesar de su escasa acción antiinflamatoria es incluido en este grupo. Todos ejercen sus efectos por acción de la inhibición de la enzima ciclooxigenasa. En oposición a los corticoides, el término «no esteroideo» se aplica a los AINE para recalcar su estructura química no esteroidea. Los antiinflamatorios no esteroideos disponibles en el mercado inhiben la actividad tanto de la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como a la ciclooxigenasa-2 (COX-2) y, por lo tanto, la síntesis de prostaglandinas. Es ante todo la inhibición de la COX-2 la responsable de la acción antiinflamatoria y analgésica. La inhibición de la COX-1 es responsable de las hemorragias digestivas y úlceras. El deseo de obtener analgésicos potentes sin efectos secundarios llevó a la industria farmacéutica a sintetizar los inhibidores selectivos para la COX-2. Una vez calmada la euforia inicial hubo que retirar varios de estos productos (Vioxx) del mercado y limitar las indicaciones de los restantes ya que presentaban severos efectos adversos con elevados riesgos cardiovasculares.
El segundo grupo sirve para el tratamiento del dolor leve a moderado e incluye los opiáceos débiles que se añadirían al medicamento recetado del primer grupo. Este grupo incluye entre otros el Tramadol, la codeína y el dextropropoxifeno. Sus efectos secundarios más severos son el estreñimiento, mareo, cefaleas, somnolencia, náuseas, vómitos, sudoración y fatiga. Por otro lado suele haber un efecto de habituación por lo que se hace necesario incrementar la dosis.
El tercer grupo de tratamiento es aplicado en el dolor moderado a severo. Se reemplaza el opiáceo menor del segundo grupo por un un opiáceo mayor manteniendo el AINE recetado en el primer escalón. Los opiáceos mayores son entre otros la morfina, la metadona y el fentanilo. Estos son medicamentos que exigen mucha precaución en el manejo. El paciente únicamente podrá obtenerlos presentando una receta de estupefacientes. Son utilizados frecuentemente en dolores oncológicos y postoperatorios. Muchos pacientes con dolor crónico precisan de esta medicación. Así por ejemplo pacientes que después de haberse sometido a varias cirugías de columna lumbar no han encontrado alivio. Son medicamentos coadyuvantes entre otros los antidepresivos, los ansiolíticos, los corticoides y los relajantes musculares. Son utilizados para mejorar la respuesta a los anlgésicos y/o para combatir sus efectos secundarios. Su uso está permitido en todos los escalones de la escalera de tratamiento. Continuamente se añaden nuevos fármacos a esta lista. Uno de los últimos en añadirse ha sido el cannabis. Estos medicamentos presentan todos una larga lista de efectos secundarios. Por lo demás se sabe que en el momento de combinar más de dos medicamentos los efectos adversos que puedan aparecer son impredecibles ya que resultan reacciones adversas nuevas de la combinación de estos. Respecto a la dosificación de los medicamentos es importante tener en cuenta que los datos que se imprimen en el folleto que acompaña al medicamento se refieren a una persona sana de edad inferior a los cuarenta años. Al tomar sobre todo los pacientes ancianos los medicamentos con cierta regularidad y en la dosis indicada en el folleto se producen frecuentemente sobredosificaciones ya que su metabolismo es más lento y hay mayor sensibilidad a sustancias centralmente activas, quiere decir, que actúan sobre el cerebro. Un estudio alemán estimó que 300.000 ingresos hospitalarios al año en Alemania se debían a sobredosificaciones. A esta misma causa se atribuían 16.000 casos de fallecimiento al año. Tanto para jóvenes como para los más mayores: cuanta menos medicación mejor. Más vale prevenir con un hábito de vida adecuado. El uso irresponsable de los analgésicos puede anular nuestra capacidad de percibir el dolor de alarma pudiendo provocar daño tisular y dolor crónico. Imagínese, cuentan por ahí que hay una persona que nunca tomó un analgésico. ¿Se lo puede creer?