• 06 NOV 14

    El brócoli goza de tan poco predicamento entre los jóvenes y no tan jóvenes, aunque su mala fama sea, a todas luces, inmerecida. Quizá el estudio que acaba de ser publicado en “Proceeding of the National Academy of Sciences» contribuya a mejorar su imagen. Se trata de una pequeña investigación llevada a cabo por científicos del Hospital General Infantil de Massachusetts y la Universidad Jhon Hopkins que demuestra que un tratamiento diario con sulforafano podría servir para mejorar algunos síntomas propios de los desordenes del espectro autista.

    Se da la circunstancia de que el sulfurofano es una molécula que se encuentra comúnmente en el brócoli y otras verduras brasicáceas como la col de Bruselas, el repollo o a coliflor. En este estudio se describe como los pacientes que consumieron diariamente esta sustancia mostraron evidentes mejorías en sus habilidades de comunicación y en su comportamiento general en un periodo de tiempo rapidísimo: cuatro semanas.

    Es cierto que la investigación es muy reducida, que se ha realizado sobre un número de pacientes muy pequeño y que no pueden extraerse de ella datos fiables hasta que sea replicada a mayor escala, pero los resultados preliminares han sido espectaculares y han llamado poderosamente la atención de la comunidad médica.
    El origen de este trabajo es peculiar. Durante muchos años se ha recogido bastante información anecdótica sobre la relación entre autismo y fiebre.

    Muchos niños autistas parecen mejorar algunas funciones comunicativas mientras se encuentran en medio de un proceso febril. Esta relación ha intrigado a los especialistas desde hace tiempo. Algunos neurólogos han culpado de este fenómeno a las citoquinas, proteínas que produce el cuerpo durante las primeras fases de una agresión y que modulan la respuesta inmune de protección. Son las producidas cuando se estimulan los leucocitos y otras células como las neurales. Una de las funciones es inducir la fiebre.

    La producción a gran escala de citoquinas durante una infección podría activar algunas conexiones cerebrales que en el paciente autista están “dormidas” habitualmente.

    el autismo infantil

    Para confirmarlo los autores de este último estudio reprodujeron en laboratorio condiciones que generan estrés celular, como el que provoca la respuesta inmunitaria de la fiebre. La idea era averiguar si existen mecanismos de protección que utilizan las células al verse amenazadas y que generalmente están inhibidos. Los médicos implicados tuvieron conocimiento de investigaciones llevadas a cabo desde 1990 con la molécula sulfurofano. Desde que se descubrió en el brócoli, son muchos los experimentos que se han demostrado que juega un importante papel en la protección contra el estrés celular.

    Aunque muchos de los mecanismos neuronales del autismo siguen siendo un misterio, si se han descubierto en personas autistas algunas anormalidades moleculares, entre ellas, unas cuantas que tienen que ver con la respuesta al estrés celular.

    Así que los investigadores decidieron probar el sulforafano en 44 jóvenes de entre 13 y 27 años que habían sido diagnosticados con algún tipo de síndrome del espectro autista. Extrajeron la molécula directamente de brotes de brócoli y realizaron una prueba de tratamiento a doble ciego frente a placebo. A la cuarta semana, dos tercios de los pacientes que habían tomado el extracto de brócoli mostraron una evidente mejoría. Sin embargo, el tercio restante pareció no verse afectado por el tratamiento.

    La molécula es ahora una buena candidata para seguir siendo investigada.

    Primero, para replicar los resultados del estudio en un cohorte mayor de pacientes. Segundo, para averiguar por que algunos pacientes de autismo reaccionaron a ella y otros no.

    En nuestro blog de la clínica del Dr.Franzreb siempre intentamos traerles toda la información relevante dentro del mundo de la medicina general para que usted pueda conocer todo los consejos e investigaciones que se van produciendo en el mundo científico.

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